El origen de la Monarca (Danaus plexippus) se ubica en el trópico americano, hace casi 2 millones de años. En la actualidad se distribuye desde el sur de Canadá hasta el sur de Perú y el noroeste de Argentina. También ha sido reportada en Europa, África y Asia así como en Oceanía, particularmente en Australia.
Es un insecto del orden de los lepidópteros –con escamas en las alas-. Su ciclo biológico la caracteriza como insectos holometábolos, es decir, que presentan todas las etapas de desarrollos: un huevo que da lugar a la larva, la cual experimenta cinco etapas de crecimiento en las que aumenta sustancialmente en tamaño y peso. Después la larva se transforma en pupa o crisálida, en cuyo capullo tiene lugar la metamorfosis de la que finalmente emergerán las mariposas adultas.
Teniendo en cuenta que las mariposas intentan siempre estar en continua expansión para adaptarse y perdurar en el tiempo. Por ello los límites del territorio que ocupan las mariposas monarca cambia constantemente.
Al colonizar nuevos territorios se garantiza una supervivencia que podría quedar comprometida si cambiasen las condiciones climáticas y/o geográficas del área primitiva.
La mariposa monarca habita en principio en América del Norte, pero se ha encontrado en Nueva Zelanda, Australia, reside en las Islas Canarias, Las Azores y Madeira y en los últimos años los vientos las han llevado hasta el sur de España, concretamente en Andalucía, donde ha encontrado el alimento y la temperatura ideal para establecerse permanentemente sin necesidad de emigrar. En el Reino Unido se la ha visto ocasionalmente pero al llegar el frío no sobreviven.
Las áreas del mapa que están sombreadas indican la distribución de la D. plexippus Mariposa Monarca en el mundo. Las áreas que están punteadas representan la distribución de la subespecie D.plexippus plexippus, y las que están rayadas de la D. plexippus erippus.
Los llamados santuarios de mariposas son aquello lugares donde se reúne un número insólito de individuos de la misma especie, en ocasiones pueden encontrarse millones en una zona geográfica reducida.
Las mariposas monarca llegan en otoño a México, realizando un largo viaje, después de pasar el verano en el sur de Canadá y el norte de los Estados Unidos. Después de un recorrido de entre 2.500 y 4.500km, escogen la Reserva de la biosfera de Michoacán como refugio hibernal. Se agrupan por millones en los bosques de coníferas situadas en las montañas de Michoacán y el Estado de México, situados a más de 3.000m de altitud. Allí encuentran el agua, humedad y temperaturas frescas para pasar el invierno, quietas, posadas en los árboles de oyamel para no malgastar sus energías y poder regresar a las tierras del norte de América en el cambio de estación.
Estos Santuarios se mariposas Monarca están situados en un setenta por ciento en territorio michoacano y en un treinta por ciento en estado mexiquense. Los turistas pueden visitar el Santuario de El Rosario situado en el municipio de Ocampo y Sierra Chincua en el municipio de Angangueo. Allí podrán observar una de las maravillas naturales reconocidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Además de elegir esta zona por sus condiciones climáticas, deciden venir a México por la abundancia de algodoncillo, que garantiza su supervivencia. Por otro lado, al consumir estas plantas, las mariposas ayudan a conservar un equilibrio ecológico primordial para el ecosistema de la zona.
Una vez, las mariposas monarca fueron vistas en forma habitual en todo el corazón de América del Norte. En México, donde invernan, los árboles individuales a menudo se cubren con miles de ellas. Pero disminuye el algodoncillo - única fuente del alimento para sus orugas que llevó a una disminución del 90% en el número de las monarca. Ahora, el Fish and Wildlife Service (USFWS) en EE.UU., está revisando una peticion que otorgaría protección a las especies a través de la emblemática Ley de Especies en Peligro de Extinción (ESA).
La monarca (Danaus plexippus), es una de las grandes mariposas migradoras en el mundo, vuelan 4.800 kilómetros más de cuatro generaciones de crías, desde muy al norte, como Nueva Escocia, hasta los bosques de México donde invernan. Sin embargo, cada vez menos de ellas se congregan en México. Encuestas realizadas por científicos han seguido la pista en una marcada disminución total durante las últimas dos décadas.
Cuando se rompe la piel de la crisálida, la mariposa sale al exterior, expulsando primero por el extremo del abdomen el meconio, un líquido que contiene los desechos generados por las drásticas trasformaciones biológicas de la crisálida. Seguidamente va liberando las patas y las antenas y cuando el cuerpo está liberado por completo, la mariposa se cuelga de la exuvia para evitar que sus todavía blandas alas se estropeen. En esta postura, las mariposas inyectan aire y hemolinfa (lo que sería el equivalente a la sangre de los vertebrados) por las nervaduras o venas, un proceso que dura incluso horas hasta que se secan con la exposición al sol. Una vez endurecidas tendrán la suficiente resistencia para volar. Esta última etapa se denomina técnicamente como "imago". A partir de este momento la mariposa mide unos 10 cm de envergadura y pesa sólo 1 gramo. Los adultos aprovechan la materia y la energía acumuladas en la etapa anterior durante los primeros días. Aunque se alimentan en menor medida que antes, en el caso de las mariposas monarcas, que realizan grandes desplazamientos, necesitan alimentarse para tener más capacidad de vuelo. Para ello siguen rutas en las que abundan las plantas para sorber el néctar de sus flores mientras se dirigen a zonas con mejor clima para su desarrollo.
Desde que nace la mariposa adulta está orientada, sobre todo, hacia la perpetuación de la especie, por ello su cuerpo y comportamiento están diseñados para reproducirse.
El apareamiento se produce apenas cinco días después de haber salido del capullo. En las tierras del norte, durante la primavera y el verano en las tierras del norte del continente americano van repitiendo los ciclos vitales en cada una de sus fases.
A los tres días de haber salido del capullo los adultos desarrollan órganos y cinco días después, se reproducen. Este ciclo que incluye apareamientos, puesta de huevecillos, larva, pupa o crisálida, adultos y de nuevo apareamientos, se lleva a cabo en un periodo de aproximadamente un mes y se repite varias veces a medida que las mariposas avanzan de sur a norte durante la primavera y el verano en Estados Unidos y Canadá.
Las mariposas monarca no pueden sobrevivir bajo las duras condiciones de los fríos inviernos del norte de los Estados Unidos y Canadá, por lo que emigrar hacia al sur y el oeste cada otoño es cuestión de supervivencia.
Son muchas las especies de mariposas que realizan migraciones, en algunos casos de miles de kilómetros. Pero lo que diferencia a la mariposa monarca de las demás es que la migración masiva es de ida y vuelta. Después de atravesar océanos, cada invierno vuela hasta México para volver a Canadá a inicios de la primavera.
La migración de la mariposa monarca (Danaus plexippus) se produce cada año en noviembre y es uno de los acontecimientos más vellos y sorprendentes de la naturaleza. Es el insecto más viajero aventajando a la langosta migradora, y todo sin provocar ningún tipo de daños.
Es increíble que un insecto tan pequeño posea récords de recorrido que pueden competir perfectamente con los de muchas aves migratorias cientos de veces más pesadas que ella.
En principio, la monarca es una especie americana, que vive en una amplia área geográfica que va desde Canadá hasta Paraguay, pero es habitual encontrar ejemplares en las islas Canarias y en las costas de Europa occidental. Cuando viaja hacia el oeste atraviesa todo el océano Pacífico - lo que todavía tiene más mérito -, para llegar a Filipinas, Australia y Malasia.
En estos viajes intercontinentales los individuos no regresan, entre otras cosas porque para desplazarse aprovechan los vientos favorables que soplan de forma más o menos permanente en una dirección. Esta técnica permite no realizar tanto esfuerzo y les permite planear. Una cosa que llama la atención es verlas descansar sobre las aguas tranquilas y luego emprender de nuevo el largo viaje.
A principios del otoño, se produce una de las sorprendentes peculiaridades de las mariposas monarca, se produce el nacimiento de la conocida "generación Matusalén", una generación especial comenzando su viaje desde la zona septenrional de América del Norte hasta tierras del sur. El viaje comienza en grupos pequeños y van formando bandadas cada vez más grandes, hasta llegar a reunir millones de individuos de ambos sexos. Durante el viaje se detienen en zonas donde abundan las flores, de las que se alimentan sorbiendo su néctar para tener las suficientes reservas y aportes de glucosa que les dará la energía que necesitarán para recorrer los miles de kilómetros de su viaje. Su destino serán las zonas del sur de los Estados Unidos y el norte de México después de recorrer unos 5000 kilómetros de distancia y alcanzar alturas de vuelo de hasta 2.000 metros.
Una vez han llegado a las tierras del sur, se establecen allí durante el invierno. En estas zonas pasarán seis meses en estado de semihibernación, por lo general posadas en los árboles, donde pueden observarse decenas de miles de ejemplares en zonas reducidas.
Cuando llega la primavera, el aumento de las temperaturas provoca que las mariposas monarca vayan despertando de su apacible letargo. Es cuando llega el momento de comenzar de nuevo el viaje de vuelta a las tierras del norte, durante el cual las hembras realizan sus puestas sobre diversas Asclepias, las plantas nutricias de las que se alimentan las orugas.
Las mariposas monarca adultas se alimentan del néctar de las flores, que contienen azúcares y otras sustancias que les aportan energía. A diferencia de las larvas que comen sólo algodoncillo, la alimentación de los adultos se compone de una amplia variedad de flores con néctar.
La abundancia de flores que les aporten néctar es fundamental para la migración. De hecho sus rutas migratorias coinciden con grandes zonas donde las flores con néctar pueden aportarles las suficientes reservas de grasa que necesitan para tan largo viaje.
Como la mayoría de mariposas y polillas, las mariposas monarca adultas tienen cuatro alas, dos anteriores más grandes con forma más triangular y dos posteriores más pequeñas con forma más redondeada. Están unidas al tórax por unas pequeñas estructuras que a su vez están unidas a los músculos del abdomen que mueven las alas. Las venas o nervaduras de las alas además de dar resistencia a las alas son tubos donde se encuentra la tráquea, los nervios y el espacio por donde fluye la hemolinfa. El color de las alas de las mariposas monarca son de color naranja rojizo con líneas negras y llegan a tener una envergadura de 8 a 12 cm. Las hembras poseen las rayas negras de las alas más gruesas y presentan tonalidades más oscuras. Mientras que los machos, de mayor tamaño, tienen las rayas negras más finas y se puede observar un punto negro en cada una de las traseras, por donde liberan feromonas para el apareamiento.
Las mariposas monarca nacen en huevos, de los que eclosionan en forma de
larva. A continuación se comen la cáscara del huevo y después se alimentan de
las plantas del algodoncillo sobre las que nacieron convier. (Las mariposas monarca dependen de las plantas del algodoncillo, que constituyen prácticamente el único alimento de las larvas.)
Conforme engordan, las larvas seten en jugosas y coloridas orugas.
Después crean una dura bolsa protectora que las rodea conforme entran en la
fase de crisálida. De ahi emergen en forma de adultos bellamente coloreados en
negro, naranja y blanco. El colorido patrón de la mariposa monarca hace que
sean fáciles de identificar; y precisamente de eso se trata. Su característico
patrón avisa a los depredadores de que estos insectos son venenosos y saben
fatal.
Las mariposas que emergen de las crisálidas a finales de verano y principios de
otoño son diferentes de las que lo hacen durante los das mas largos y cálidos
del verano. Estas mariposas monarca nacen para volar, y saben por el cambio en
el clima que deben prepararse para su prolongada travesía.
Solo las mariposas monarca nacidas a finales de verano o principios de otoño
realizan la migración ,
y harán un único viaje de ida y vuelta. Para cuando comience la migración
invernal del a siguiente, varias generaciones de verano habrán vivido y muerto,
y serán los tataranietos de los migradores del año pasado los que realicen el
viaje. Sin embargo, de algún modo las nuevas generaciones conocen el camino.
Siguen las mismas rutas que sus ancestros y en ocasiones incluso vuelven al
mismo árbol.
La mariposa monarca son insectos que pertenece a la orden de los
lepidópteros,, por lo que esta orden se puede definir como
insectos con alas escamosas, pertenecientes a la familia Danaide y su
nombre científico es Danaus plexippus Linneo. De gran belleza y colorido, las mariposas monarca son de vital importancia
en el ciclo de la vida como agente polinizador y factor de equilibrio ecológico
en los bosques que habitan. Se distinguen de sus congéneres por su longevidad; mientras otras mariposas
viven tiene un ciclo vital de 24 días, las Monarca puede vivir hasta 9 meses. A su vez, sus alas presentan un patrón de color naranja y negro fácilmente
reconocibles, con una envergadura de 8 a 12 cms, aunque hay diferencias básicas
entre machos y hembras: a) Las hembras tienen sus alas más oscuras y además las rayas negras de las
alas son más gruesas. b) Los machos, ligeramente más grandes, tienen rayas más delgadas respecto a
las hembras y se pueden ver un punto negro en cada una de las alas traseras,
los que liberan feromonas Es difícil decir cuántos huevos ponen las mariposas hembras durante sus
vidas, pero se estima que el promedio en su hábitat natural es probablemente
entre 300 y 400. Durante su viaje y estancia en México se cortejan y reproducen los
ejemplares adultos y nace la generación que volará en marzo hacia el EEUU y
Canadá; ninguna de ellas regresará a México, pues su ciclo de vida dura sólo
algunas semanas.