miércoles, 26 de noviembre de 2014

Su migracion



Las mariposas monarca no pueden sobrevivir bajo las duras condiciones de los fríos inviernos del norte de los Estados Unidos y Canadá, por lo que emigrar hacia al sur y el oeste cada otoño es cuestión de supervivencia.
Son muchas las especies de mariposas que realizan migraciones, en algunos casos de miles de kilómetros. Pero lo que diferencia a la mariposa monarca de las demás es que la migración masiva es de ida y vuelta. Después de atravesar océanos, cada invierno vuela hasta México para volver a Canadá a inicios de la primavera. 

La migración de la mariposa monarca (Danaus plexippus) se produce cada año en noviembre y es uno de los acontecimientos más vellos y sorprendentes de la naturaleza. Es el insecto más viajero aventajando a la langosta migradora, y todo sin provocar ningún tipo de daños. 

Es increíble que un insecto tan pequeño posea récords de recorrido que pueden competir perfectamente con los de muchas aves migratorias cientos de veces más pesadas que ella. 

En principio, la monarca es una especie americana, que vive en una amplia área geográfica que va desde Canadá hasta Paraguay, pero es habitual encontrar ejemplares en las islas Canarias y en las costas de Europa occidental. Cuando viaja hacia el oeste atraviesa todo el océano Pacífico - lo que todavía tiene más mérito -, para llegar a Filipinas, Australia y Malasia. 

En estos viajes intercontinentales los individuos no regresan, entre otras cosas porque para desplazarse aprovechan los vientos favorables que soplan de forma más o menos permanente en una dirección. Esta técnica permite no realizar tanto esfuerzo y les permite planear. Una cosa que llama la atención es verlas descansar sobre las aguas tranquilas y luego emprender de nuevo el largo viaje. 

A principios del otoño, se produce una de las sorprendentes peculiaridades de las mariposas monarca, se produce el nacimiento de la conocida "generación Matusalén", una generación especial comenzando su viaje desde la zona septenrional de América del Norte hasta tierras del sur. El viaje comienza en grupos pequeños y van formando bandadas cada vez más grandes, hasta llegar a reunir millones de individuos de ambos sexos. Durante el viaje se detienen en zonas donde abundan las flores, de las que se alimentan sorbiendo su néctar para tener las suficientes reservas y aportes de glucosa que les dará la energía que necesitarán para recorrer los miles de kilómetros de su viaje. Su destino serán las zonas del sur de los Estados Unidos y el norte de México después de recorrer unos 5000 kilómetros de distancia y alcanzar alturas de vuelo de hasta 2.000 metros. 

Una vez han llegado a las tierras del sur, se establecen allí durante el invierno. En estas zonas pasarán seis meses en estado de semihibernación, por lo general posadas en los árboles, donde pueden observarse decenas de miles de ejemplares en zonas reducidas. 

Cuando llega la primavera, el aumento de las temperaturas provoca que las mariposas monarca vayan despertando de su apacible letargo. Es cuando llega el momento de comenzar de nuevo el viaje de vuelta a las tierras del norte, durante el cual las hembras realizan sus puestas sobre diversas Asclepias, las plantas nutricias de las que se alimentan las orugas.


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